CACHEMIRA

Cachemira, un soplo de aire fresco

A Cachemira que vamos! Por fin escapamos del calor de Rajastán, y digo «por fin» pese a que me gustó mucho Rajastán, pero después de varios días soportando como poco 42º de temperatura el cuerpo pedía fresco. Y aunque fresco, fresco, en el sentido estricto de la palabra, no se pudiera considerar Cachemira, sí que se agradecía el descenso a los 30º o 32º y la necesidad de una manga larga por las noches.

Aterrizamos en Srinagar provenientes de Jaipur: los vuelos internos en la India son baratos, éste rondó los 60 euros, si no recuerdo mal. Lo primero que te llama la atención al salir del aeropuerto es la seguridad reinante; pese a que este 2011 está siendo uno de los años más tranquilos en el conflicto cachemir, los exteriores del aeropuerto -y gran parte de las calles de la ciudad- están literalmente tomadas por el ejército. No avanzas 500 metros sin ver algún puesto de control, garita o militares uniformados vigilando la situación. Hay gente a la que eso le da tranquilidad, a mí no. Aunque tampoco me inquieta especialmente, simplemente están ahí, como estatuas de sal.

Srinagar es una ciudad diferente, para empezar está construida en torno al gran lago Dal, dentro del cual hay más de 1000 casas flotantes -el alojamiento por excelencia de esta ciudad- a las que hay que llegar en pequeñas canoas de madera o shikaras. Sólo con ver el entorno de verdes montañas que rodea la ciudad ya sabes que no estás en la India típica, y si preguntas a sus habitantes pocos te dirán que esto es India. Sin embargo, si te atienes al tráfico y el caos, sabes que si no es India al menos se parece, de eso no hay duda, y el que espere una bucólica y tranquila ciudad se llevará una decepción. Quizá no llegue al punto caótico de otras ciudades, pero de tranquila y bucólica poco tiene… Eso sí, dentro del lago las sensaciones son bien distintas, meciéndote en las shikaras sin oir el ruido de motores, tan sólo los remos sonando al introducirse en el agua y las luces de las casas flotantes rodeándote. Sí que es cierto que Cachemira tiene algo distinto

Casa flotante de Srinagar, Cachemira

En el lago Dal, Cachemira

Atardecer en Srinagar, Cachemira

Desde aquí hicimos una excursión de 3 días a Pahalgam, un pueblito situado en las montañas cercanas a Srinagar, donde pudimos hacer varios trekkings guíados por un local. 3 horas nos llevó cubrir los escasos 100 km que separan la capital de verano cachemir de Pahalgam, y una vez allí nos hospedamos en un pequeño caserío de ganaderos y agricultores, en la casa en la que vivía nuestro guía con su familia. Muy buena experiencia pasar 3 días con ellos, nos cedieron una habitación, donde dormimos estupendamente en una gran moqueta que cubría el suelo, y degustamos la sabrosa cocina que preparaba la señora de la casa. Fueron buenos días haciendo trekings por las montañas circundantes, entre poblados gitanos y pastores cachemires, para luego pasar las tardes con los críos de la familia, enseñándoles juegos de cartas y aprendiendo los suyos propios. En verdad, por carácter y forma de ser, la gente de Cachemira es distintos del resto de los indios encontrados hasta ahora, y se vanaglorian de la famosa hospitalidad cachemir.

Gitanos en Cachemira

Montañas! Cachemira

Aprendiendo juegos locales, Cachemira

Así, con todo lo que os he contado, me he llevado una gran experiencia de Cachemira, lástima no haber tenido más que unos 5 o 6 días para visitar unas pinceladas de esta espectacular región. Lástima no haber dispuesto de más días para hacer unos trekkings más «serios», a cimas más altas. Lástima no haber tenido más días para ir desde Srinagar a Leh, en Ladakh, para visitar la india budista. Lástima, lástima, lástima… siempre inconformistas, siempre queriendo ver y conocer más.

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