AGRA

 Agra y una de las 7 maravillas del mundo

Y hasta aquí hemos llegado juntos los 4 integrantes de este fabuloso recorrido. Mi viaje duraba 3 días menos, con lo que en Varanasi nos separamos; mientras Durán, Meta y Jose se quedan más tiempo en la ciudad y luego se dirigirán a Kajhuraho, yo encamino mis pasos directamente a Agra, a ver el Taj Mahal, y posteriormente a Delhi para finalizar el viaje.

El trayecto en tren Varanasi-Agra fue sin duda el más intenso para mí, y es que los trenes en la India son toda una experiencia. Estaba en lista de espera, esto quiere decir que sólo tienes plaza asegurada si hay personas que finalmente no utilizan su reserva, cosa que sabes tan sólo el mismo día de partida del tren. Algo parecido a un overbooking aereo, vaya. Me presenté en la gran estación de Varanasi, bajo la atenta mirada de cientos de indios allá por donde pasara… y tras varias gestiones en oficinas diversas y sabiendo que el tren iba totalmente lleno (por tanto mi billete de «waiting list» no servía de nada), compré un «open ticket«, que te da acceso a la General Class, y nada más. Luego la idea era colarme en Sleeper Class y negociar con el revisor una cama a cambio de la diferencia de billete. El billete me costó unos 2 euros al cambio, por 12 horas nocturnas de viaje. No es que el tren fuera lleno, es que iba totalmente lleno… las primeras horas de viaje aún había literas disponible, pero según fue avanzando la noche el tren se fue llenando de indios en la Sleeper Class y me fui viendo reducido a sentarme, primero en una esquina de una litera ocupada, y posteriormente, tras tener hasta 3 compañeros indios más sentados en los bordes de una litera que no nos pertenecía, acabé relegado al suelo (sucio hasta decir basta y mojado por varios líquidos ignotos), en contacto con varias piernas, brazos y cabezas de indios y con multitud de bichos campando por encima de mí de cuando en cuando… creo que pocas veces he tenido tal sensación de suciedad encima como cuando salí de ese tren en Agra, por la mañana. Bonita experiencia, como decía.

Fue llegar a Agra, reservar una habitación en un pequeño hotel con inmejorables vistas del Taj desde su azotea (Shanti Lodge), y echarme a dormir lo que no había podido dormir en el tren, ya vería el Taj Mahal por la tarde…

Y qué decir del Taj Mahal? Es el símbolo por excelencia de la India, gigantesco, simétrico, perfecto. La visión imponente destaca en una gran llanura, con sus minaretes y su blanca cúpula desafiando al cielo. Caro, excesivamente caro para los turistas, pero una vez aquí hay que pagarlo. Por dentro, sin embargo, no me pareció nada del otro mundo, lo que impresiona es verlo desde fuera.
Taj Majal, Agra
Más Taj Mahala, Agra
Terraza de mi hotelillo, Agra
Taj Anocheciendo, Agra

Estaba agotado, con lo que decidí no hacer más turismo en Agra aparte del Taj Mahal, aún sabiendo que el fuerte merece la pena. Pasé el resto de tarde en la azotea, haciendo fotos del Taj Mahal mientras el sol se iba escondiendo, disfrutando de un buen te y disfrutando de cómo bajaba el sol contra el horizonte de Agra mientras infinidad de muchachos -y no tan muchachos- volaban sus cometas desde las azoteas de sus casas, bonita imagen.

Todas las Fotos

 

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