Belgrado

Belgrado

Belgrado, en el corazón de los Balcanes

Belgrado sí que se puede considerar en el corazón de los Balcanes. Después de salir de Budapest a mediodía, nuestro tren llegó a la capital Serbia a las 21:00, fueron unas cuantas horas de viaje. Carol se había marchado esa mañana desde Budapest, ya sólo quedábamos Durán y yo para el resto del viaje balcánico.

Con nuestras mochilas salimos de la estación central de Belgrado e intentamos ubicarnos un poco, ya era de noche y no había demasiada gente en la calle. Viendo el escaso éxito de nuestro intento de orientación, al final nos dejamos llevar por la intuición y nos montamos en un bus que nos daba buena espina. Al parecer nuestra intuición no era mala del todo, pero nuestro cálculo sí, porque nos bajamos mucho antes de lo debido, con lo tuvimos que subir unas cuantas cuestas y callejear un buen rato hasta llegar al Madness, el hostel en el que nos íbamos a alojar, muy cerquita del centro de la capital serbia.

Nos dimos una vuelta nocturna, para conocer la ciudad y tomar algo. Me sorprendió gratamente. Había oído bastantes comentarios negativos acerca de Belgrado, quizás por eso me llevé una buena impresión. Esa noche acabamos en una especie de discotecas flotantes al otro lado del río Sava (justo el punto en el que desemboca en el Danubio). Se llaman splavovi, y son unas barcazas ancladas en la orilla del río que al parecer son restaurantes durante el día pero por la noche se convierten en discotecas flotantes (un poco Abierto Hasta el Amanecer, no?).

Nos levantamos al día siguiente con la intención de ver la ciudad a fondo: alquilamos unas bicis por unos 700 Dinares (6 €) cada una con la intención de recorrer todos los rincones de Belgrado sobre dos ruedas. Nuestro tren hacia Skopje salía a la noche así que teníamos todo el día para disfrutar de la ciudad, además hacía muy buen tiempo, viva el verano!

Comenzamos la ruta por Belgrado rodeando la ciudad, cruzando uno de los puentes (no el gigantesco puente Ada) hacia Novi Beograd, el barrio que está al otro lado del río, y continuamos en paralelo al Danubio haciendo ruta por la herencia comunista de la ciudad hasta llegar a Zemun, un bonito barrio situado en una colina a unos 7 km al noroeste del centro. Merece la pena acercarse hasta aquí, se respira tranquilidad, las casas son curiosas, enclavadas en las cuestas. Y arriba hay una peculiar torre, la torre de Sibinjanin. Desde aquí, en lo alto del barrio, se puede ver al fondo la urbe de Belgrado.

A la vuelta Durán tuvo un incidente con su bici en forma de rueda pinchada. Tras el intento fallido de arreglar el pinchazo (incluso con la ayuda de un par de serbios muy majetes que encontramos) hacemos una vuelta un poco agónica pero a tiempo. Aún nos da tiempo a dar una vuelta por la ciudad antes de ir hacia la estación.

El centro de la ciudad tiene unas cuantas calles peatonales y varias calles en pendiente que le dan un toque interesante, como decía a mí me gustó más de lo esperado. Aparte tienes el Kalemegdan, antigua fortaleza y parque en una pequeña colina con ese aire de cruce de civilizaciones, en el punto en el que el Sava y el Danubio se unen. También hay en Belgrado varias galerías y museos en el caso de poder hacer una visita más exahustiva a la ciudad que la que nosotros hicimos (con poco).

 

 

 

ALOJAMIENTO

  • Nos alojamos en el Madness, un hostel situado en Brace Jugovica, 7. El tipo que lo llevaba (no sé si el dueño) era muy majo. Típico balcánico con carácter pero a su vez atípico encargado de un hostel. Para empezar según llegamos nos dijo que nos bajáramos a por unas cervezas si queríamos, que él estaba acabando de cocinar la cena y estábamos invitados. Estuvimos charlando un buen rato con él después, cervezas en mano, en la pequeña pero apacible terraza del hostel, y nos estuvo contando varias de sus opiniones de cómo estaba el país. El precio de la cama en un dormitorio de 8 personas fue de 1200 dinares serbios (10 €) por persona, y sólo por el buen ambiente que transmitía el sitio (sin ser una maravilla en lo demás) yo volvería a ir.

 

TRANSPORTE

  • Para movernos por Belgrado utilizamos la bici. Por 700 Dinares (6 €) cada una, durante unas cuantas horas.
  • Tren BudapestBelgrado -> 13:00 – 21:00 (8 horas) por unos 15 €
  • Tren BelgradoSkopje (litera en compartimento de 4) -> 21:50 – 7:20 (9’30 horas) por unos 29 € 

 

 

En resumen, Belgrado me sorprendió para bien tras las opiniones negativas que había oído. Me pareció una ciudad activa, con la marcada personalidad de su gente, su patrimonio histórico y su animada vida nocturna. Una ciudad en el centro de la polémica por su historia (ya no tan) reciente, pero que sin embargo aún sigue muy presente en su carácter.

Seguimos rumbo a Skopje!

Todas las Fotos

 

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