Tirana

Tirana

Tirana, peligro: conductores

Tirana, para el que no lo sepa, es la capital de Albania. Sí, Albania, ese pequeño país desconocido en la costa del Adriático frente a Italia.

A cuánta gente le habéis oído decir : -«Este Agosto me voy la primera quincena a Estepona y la segunda a Albania» ? A poca, verdad? Pues es una pena porque Albania es bien barato y a mí, personalmente, fue el país que más me llamó la atención de este periplo balcánico veraniego, quizás sea esa debilidad que tengo de hacer de defensor de los pleitos pobres…

Albania, desde su independencia de los nazis italianos después de la Segunda Guerra Mundial , estuvo gobernada durante medio siglo por el partido comunista dirigido por Enver Hoxha.  Al margen de que hubiera o no prosperidad económica en todo ese período, lo cierto es que se instauró un comunismo bastante hermético que tuvo como consecuencia un aislamiento brutal del país hacia el exterior. Con la instauración de la democracia, ya en los años 90, el boom y el crecimiento urbanístico se volvió anárquico y desenfrenado, y esa es la impresión que me dio en general Albania -aún 20 años después-, sin olvidar también que es uno de los países más pobres de Europa, junto con Moldavia y alguno más.

Para llegar a Tirana desde Kosovo, eso sí, hay que decir que fuimos por una autopista que además era gratuita. Pero conforme íbamos adentrándonos en el país el panorama iba cambiando… Se notaba que estaba… cómo decirlo… a medio hacer?

Una cosa que me llamó la atención de Tirana (y en general de Albania) es la conducción. Creo que, de los países Europeos en los que he estado, Albania es el más caótico en este sentido. Vimos de todo con el coche, todo vale, parece que cuanto más imprevisible sea tu maniobra al volante, más puntos te dan -por original- y optas al premio. Se podría acercar a lo que se ve en la India, pero sin llegar a tanto. Qué no quieres esperar la larga fila de coches en un semáforo? No hay por qué! Invades el carril contrario y adelantas a todos de una pasada, y los que vengan de frente que se apañen. Y claro, allí donde fueres, haz lo que vieres.

Luego Tirana, turísticamente hablando, no te cautiva por su belleza. Es bastante aseada y limpia, hay bastantes parques en el centro y muchos edificios pintados de colores (para contrarrestar tantos años de sobrio comunismo), pero yo le vi un toque algo gris, algo desalmada. No así la gente, sencilla y simpática, con un toque balcánico mediterráneo que a mí me encantó. Realmente parecíamos transportados a la Europa de hace algunas décadas y eso, la anomalía frente a la globalización de Europa, vale mucho.

el centro neurálgico de Tirana es la plaza Skanderberg, es la plaza central por la que siempre has de pasar, y donde se concentran muchos de los edificios más importantes de la ciudad: la Torre del Reloj, la mezquita Ethem Bay, el Hotel Tirana Internacional, el Museo Nacional de Historia y varios ministerios. Nuestros paseos, al igual que en Skopje, fueron bajo un sol abrasador, mucho verano aquí. Pero no sé por qué, se nos hizo más suave que en la capital Macedonia.

También hay numerosos mercados en Tirana, estilo bazar pero no demasiado enfocados al turista (ya que tampoco hay demasiados). Tienen surtido de muchas cosas y son muy baratos. Aunque no compres nada merece la pena darse una vuelta por alguno de ellos, da la impresión de que estás muy en el borde de Europa.

 

ALOJAMIENTO

  • Nos alojamos en el Tirana Backpacker Hostel, por 10 € la cama en un dormitorio. El sitio nos pareció estupendo. Muy céntrico, con una gran terraza para tomar algo o cenar -muy barato- y muy buen ambiente. Además, al ir con un coche nos dijeron donde podíamos aparcar en la calle de atrás sin problemas.

 

En resumen, Tirana no es una ciudad majestuosa, no tiene grandes monumentos, emblemáticos edificios ni la mayor oferta de ocio del planeta, pero tiene su particular encanto, como todo Albania. Quizás te cueste hacerte entender con la gente -el inglés mal- pero muchos saben italiano, y verás que la gente es abierta y sencilla. Las cosas aquí se salen un poco de la ortodoxia europea, aún se puede decir que se viaja un poco al pasado, el consumismo exacerbado no ha llegado igual que en otros sitios y yo, sin duda, volvería a Albania a recorrerla más a fondo. Tirana? Quizás un par de días, no más. Pero al fin y al cabo es la capital y la esencia del país.

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