Por la costa brasileira

Actualizo!

Ahora mismo estoy en Río de Janeiro, la ‘cidade maravilhosa’, algún anho después de que viniera por primera vez, y bueno, ya vuelvo a estar sólo de nuevo tras haber estado 3 semanas con Ziortza recorriendo la costa brasileira; la dejé ayer regresando al frío de Madrid, se fue con fractura de munheca incluida, un bonito recuerdo de las calles y adoquines de Rio…
Pero como siempre hago, hablar de Rio lo dejo para más adelante, sólo diré que llueve, por ahora.

La costa sur Brasileira, como supongo pasará en gran parte del país, tiene tanto playas como naturaleza impresionantes. También es la zona más segura -y posiblemente rica- del país, y se nota, pero no por ello deja de tener encanto pese a ser bastante turístico.

Tras disfrutar Iguazú, comenzamos el recorrido por la costa en Florianópolis y la isla de Santa Catarina, todo ello tras un terrible viaje en bus de 15 horas (nunca viajéis con ‘Pluma’) que echó por tierra la cerca de docena de viajes excelentes en bus que hice en Argentina y Chile. Nos alojamos 3 días en un apartamento nuevo que salía genial de precio, y… bien, allí hay buenas playas, una isla con bastantes rincones que ver, pero sinceramente fue de lo que menos me gustó de la costa, viendo lo que vendría después.

Pasamos alguna hora en Saô Paulo, mientras esperábamos una conexión en bus. Recorrimos su centro, sin apenas atractivo: una ciudad de negocios con tiendas y grandes edificios que tiene el honor de ser la más grande de sudamérica y también una de las más peligrosas. Quizás gane encanto por la noche, no la vimos…

Ilhabela (y Saô Sebastiao) es uno de los sitios donde los paulistas pasan sus vacaciones. Es bastante caro, pero muy bonito, sobre todo Ilhabela. Dormíamos en Saô Sebastiao, en un hotel de dudosa calidad (de dudoso no tenía nada, estaba clarísimo), y por el día recorríamos Ilhabela, a escasos 15 min de Saô Sebastiao en un transbordador gratuito. Muy bonita la isla, con multitud de playas perfectas, aunque eso sí, el servicio de autobuses para moverse por la isla era infernal.

Después fuimos a Paraty, ya en la región de Río de Janeiro. Es un pequenho y hermoso pueblo colonial, bastante turístico, que tiene calles irregularmente empedradas y bonitas casas con muros blancos. También Trinidade y sus playas, a una escasa hora de Paraty, merecen una visita.

Y por último Ilha Grande, nos dejamos lo mejor para el final. Se trata de una pequenha isla tropical a algo más de una hora de la costa. Aquí pasamos 5 días y la verdad es que se quedaron cortos: multitud de playas impresionantes, cascadas, piscinas naturales en el medio de la isla, senderos para recorrer el interior densamente selvático, animales… es simplemente genial, la verdad es que volvería.

Y bueno, con los brasileiros muy bien, son gente alegre, agradable y bastante sociables, aunque por ahora lo que hemos conocido sobre todo son muchos muchos argentinos… están todos de vacaciones aquí! Pero puedo decir que hemos disfrutado mucho la costa de Brasil.

En fin, no he detallado apenas nada, he resumido en apenas unas líneas dos semanas de viaje, si no esto sería interminable, aunque espero hacerlo más de ahora en adelante. El viaje sigue, y después de Río no se hacia donde marcharé. Mi móvil ha muerto definitivamente y sólo me queda en funcionamiento una de las 3 tarjetas de crédito que traje, todos los objetos con los que vine van cayendo -o perdiéndose- poco a poco, pero espero solucionarlo, y esto sigue para adelante!

Tudo bem!

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